Gobierno de Aylwin buscó apaciguar a grupos subversivos a través del MIR

La CIA estadounidense tenía información al detalle sobre los movimientos del MIR, el FPMR y el MAPU Lautaro. Asimismo, sabía a la perfección que luego del regreso de la democracia, las facciones más violentas seguirían inmersas en la violencia y también estaba enterada que antes de las elecciones presidenciales de 1989 la Concertación intentó negociar la situación de los presos políticos con el PC y que luego de ello, en mayo de 1990, acudió a la facción política del MIR a pedir ayuda para desactivar a los extremistas.

Cinco balazos recibió el general Leigh”, rezaba el titular de la página 5 del diario La Tercera del 22 de marzo de 1990. La crónica, sin firma, relataba que el día anterior, el ex integrante de la Junta Militar se encontraba al interior de su oficina de propiedades, en Providencia, cuando llegaron dos sujetos, inmovilizando a la secretaria e ingresando rápidamente al despacho del ex Comandante en Jefe de la FACH.

La nota decía que Leigh estaba sentado detrás de su escritorio y no alcanzó siquiera a reaccionar, “recibiendo dos impactos de bala en sus codos y otro entre los ojos, además de dos en diferentes partes del cuerpo”. La misma suerte corrió su socio, el general en retiro Enrique Ruiz, que ocupaba otro despacho y que también fue baleado en la misma posición.

Mucho tiempo después se sabría que los autores del atentado (del cual ambos ex militares salieron con vida) eran militantes de la Fuerza Especial del FPMR-A (una suerte de grupo comando del Frente Patriótico Manuel Rodríguez-Autónomo), que desde el año anterior estaba empeñada en ejecutar atentados selectivos. Ya habían asesinado a Roberto Fuentes Morrison, integrante del Comando Conjunto, en 1989, y al médico de la CNI Carlos Castro y su esposa Anita Schlager, el 3 de marzo de 1990.

Ocho días después de ese doble crimen asumía el gobierno del DC Patricio Aylwin, quien estaba plenamente consciente de que además de los militares, debería lidiar con grupos subversivos de ultraizquierda como el FPMR-A, el MIR y el Complejo Partidario MAPU-Lautaro (y sus dos “ramas” principales, las Fuerzas Rebeldes y Populares Lautaro, y el Movimiento Juvenil Lautaro). Precisamente fue el primero de estos el que saltó muy pronto a la palestra, como lo informó en un cable secreto la CIA, el 10 de abril de 1990. Allí, 15 días después del ataque contra el ex integrante del gobierno de Pinochet, se explica que la Dirección Nacional del FPMR-A “reconoce que el intento de asesinato de Leigh no sólo fue fallido, sino también un error político”, debido, entre otras cosas, al apoyo que dio a la opción “No” en el plebiscito de 1988.

La Oficina

En la Concertación sabían también lo que venía (aunque quizá tenían la secreta esperanza de que el problema fuera menor) y es por ello que  diversos militantes del Partido Socialista y varios de la Democracia Cristiana que habían tenido experiencia de inteligencia y combate en países como Cuba, Nicaragua, El Salvador y otros, durante los años 70 (muchos de ellos, en sus juventudes, afiebrados miembros de las brigadas de choque del PS o del MIR e incluso del GAP) comenzaron a crear una suerte de órgano asesor informal en materias de inteligencia, que luego daría nacimiento formal, tras el homicidio de Jaime Guzmán (1991) al Consejo de Seguridad Pública, más conocido como “La Oficina”.

Antes de ello, sin embargo, los norteamericanos estaban preocupados y los agentes de la CIA en Santiago no dudaron en echar mano de todas las fuentes de información que poseían para tratar de analizar qué podría suceder. Es un hecho que la CIA poseía al menos un informante de alto nivel en el FPMR-P (la facción frentista leal al Partido Comunista) y también otro ubicado en la cúpula del propio PC. Asimismo, según varios cables desclasificados de la entidad norteamericana, parece ser (pues no es claro, debido a los borrones dejados por los censores, previo a la publicación de los papeles) que también los tenían en el MIR y en el MAPU-Lautaro. O, al menos, manejaban muy buena información sobre lo que pensaban sus cúpulas.

Los presos y la salida

Un primer apronte de que las cosas no serían simples con la ultraizquierda lo tuvo ya la Concertación (a la cual la CIA denomina en sus cables como COPODE) en noviembre de 1989; es decir, antes de las elecciones presidenciales en que triunfó Aylwin.

En esa fecha, según un paper de la CIA, algunos dirigentes de la Concertación se reunieron con  representantes del Partido Comunista (PCCH, en la jerga estadounidense) y entre otras cosas hablaron allí de los presos políticos y la coalición fue bastante clara, pues sus emisarios “indicaron al Partido Comunista que de un total de cerca de 500 presos, su posición es que 430 calificaban para una libertad inmediata, y que estaba abiertos a considerar a otros 20 para un paso similar. Sin embargo, un total de 50 debería permanecer en cárcel por su participación en asesinatos, secuestros y el atentado contra la vida del presidente Augusto Pinochet Ugarte”.

La idea le gustó muy  poco a la gente del PC, que insistió en que todos debían ser liberados sin distingo, incluyendo a los últimos 50, la mayoría de ellos integrantes del FPMR-A; es decir, los mismos que a fines de 1986 abjuraron de su nave madre (el PC) y se llevaron consigo las armas y casi todos los militantes que hasta ese momento tenía el aparato militar de los comunistas.

Ya instaurado el gobierno democrático, el 21 de marzo de 1990 la CIA produjo un informe en que consta la conversación que sostuvieron con alguien del FPMR, que se entiende pertenecía a la facción minoritaria, el FPMR-P. El sujeto les dijo que estaban retomando contactos con el FPMR-A e incluso con otros miembros del FPMR original que habían sido “descuidados “ o “desafectados” de este, por culpa del Partido Comunista. El subversivo aseveró además a la CIA que “el objetivo del grupo es formar una sólida infraestructura urbana y armarse ellos mismos”, agregando que estaban dispuestos a “trabajar” también con la facción Aguiló del MIR, y con el MJL (el Movimiento Juvenil Lautaro).

Además, especificó que estaban intentando recuperar un arsenal ubicado en la ciudad de Temuco, que “contiene lanzadores de cohetes RPG-7, lanzadores LAW, ametralladoras checas y fusiles M-16”, armas que a juicio del redactor del texto pueden pertenecer a las partidas no incautadas tras los hallazgos de Carrizal Bajo, en 1986.

El MIR y los Lautaro

Perseverantes, los norteamericanos trataron de seguir la pista. Aparentemente luego de conversar con alguien del MIR, dejaron constancia de que dicho grupo estaba “escéptico sobre el nivel de compromiso del presidente Patricio Aylwin Azócar en hacer los tipos de cambios políticos, sociales y económicos que el MIR cree absolutamente necesarios”.

Asimismo, quedó constancia de que “el movimiento concuerda con la facción disidente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez en que grupos como el MIR y el FPMR-A deben mantener y estar preparados para usar las armas para proteger los derechos de la gente si el actual gobierno falla en atender sus problemas”. El texto agrega casi al final que el MIR apoyaría y participaría totalmente en “la Justicia Popular” si Aylwin fallaba en la persecución de los autores de los abusos a los Derechos Humanos.

El 06 de abril de 1990 los agentes de la CIA escribieron un memorándum sobre el MJL, pero debido a las tachaduras no es posible saber si fue una fuente interna o de otro tipo la que le contó a la CIA que el grupo pretendía seguir emboscando a personal de Carabineros, como lo hizo hasta mediados de los años 90, y también a personal de inteligencia de la época de Pinochet.

El documento asevera que este aún mantenía mucho poder sobre el gobierno civil, y que “debido a la interpretación del Movimiento de la situación política actual, el MJL continuará con la iniciación de la Guerra Insurreccional de las Masas, y no dudará en demostrar lo que el MJL considera su compromiso con los pobres a través de actos de Justicia Popular”, que pueden incluir “el asesinato de ex oficiales de inteligencia u otras acciones no especificadas”.

Respecto de la policía uniformada, la CIA señalaba que elementos de la “Vanguardia Popular” atacarían a personal policial “en las barriadas de las mayores ciudades, con el doble objetivo de eliminar la presencia de carabineros en el área y proveer a los pobladores con armas y municiones robadas”.

La negociación

El 10 de mayo de 1990 la CIA mandó un nuevo cable secreto a Washington. Esa misma jornada desconocidos (luego se sabría que nuevamente era el FPMR-A) asesinaron al coronel en retiro Luis Fontaine, ex jefe de la tenebrosa Dicomcar, la unidad policial que degolló a tres profesionales comunistas (Santiago Nattino, José Miguel Parada y Manuel Guerrero) en 1985.

El documento que salió a primera hora de la mañana, de hecho, hacía referencia al clima que se vivía en ese momento en Chile producto del terrorismo y rezaba en su subjectencuentro entre autoridades del gobierno chileno y la facción moderada del Movimiento de Izquierda Revolucionaria para discutir propuestas para combatir los planes violentos de los extremistas radicales”. En el papel, esta “facción moderada” es designada como MIR/IU, sigla con la cual se referían al MIR Político.

El punto “1” del documento dice que “a principios de mayo de 1990” y luego no se lee más, debido a una tachadura negra inmensa, de unas 12 a 15 líneas. Cuando se reanuda el texto, precisa que “…incluyó la discusión de una propuesta sensible realizada previamente a los líderes del MIR/IR poco después del intento de asesinato del retirado general de la Fuerza Aérea Gustavo Leigh Guzmán”. Tras un par de líneas en negro, el documento se retoma: “para explorar la posibilidad de que el MIR/IU ayude al gobierno en combatir las acciones violentas del MAPU(L y del FPMR/A”.

El punto “2” está completamente borrado y se retoma ya avanzado el “3”, cuando alguien “…preguntó si el MIR/IU estaría dispuesto a intentar contactarse con el MAPU/L para tratar de abrir una línea de comunicación entre el gobierno y los extremistas, usando al MIR/IU como intermediarios, para intentar facilitar alguna forma de comunicación entre el gobierno y estos grupos que pudiera contribuir a bajar las actividades violentas de ellos”.

Asimismo, se señala que seguramente el mismo anónimo interlocutor, pidió a los miristas que avisaran de cualquier “acción que pudiera amenazar la estabilidad” por parte de los frentistas o lautaristas, como podían ser más homicidios selectivos.

Según la CIA, “Los líderes del movimiento aceptaron cooperar con el gobierno en línea con…”, alcanza a decir el punto “4”, luego de irse a negro nuevamente y volver con un comentario sobre la necesidad de controlar a estos grupos y lo nefasto que sería dejar la puerta abierta a las críticas de Pinochet.

Finalmente, el punto “5” indica que el trato realizado con los miembros del MIR más moderado es una muestra del compromiso de estos con el éxito del gobierno de Aylwin, especialmente por el compromiso de usar sus contactos con el FPMR y el MAPU Lautaro, para evitar que estos cometieran actos violentos, pero agrega que lo anterior “parece un acto de ingenuidad, pero en el contexto actual de realineamiento y reconciliación claramente pensaron que valía la pena intentarlo”. Sin embargo, la CIA culmina diciendo que el gobierno chileno, en algún momento, “tendrá que aceptar la necesidad de (contar con) una capacidad de inteligencia efectiva para manejar el terrorismo”.

A continuación, lee el documento:

Fotografía de www.archivofortinmapocho.cl