El socio chileno del mayor traficante de armas del mundo

Un viñamarino, con algunos antecedentes por giro doloso de cheques, llegó a convertirse en la mano derecha de Monzer Al Kassar, el principal dealer de armas que ha conocido el mundo. Ambos fueron arrestados y actualmente se encuentran condenados a duras penas, en Estados Unidos.

A ojos de muchos, Luis Felipe Moreno Godoy aparecía como un simple empleado viviendo a la sombra de su poderoso patrón. El mismo se lo dijo a la justicia norteamericana el 10 de junio de 2008. Tras identificarse, explicó que nació en Viña del Mar el 23 de agosto de 1948. Aseguró tener doble nacionalidad (chilena y española) y haberse encontrado por primera vez con el patrón, Monzer Al Kassar, quien fuera uno de los mayores traficantes de armas que ha conocido el mundo, en 1996, en Argentina.

Al Kassar, viejo zorro proveniente de Siria, pero residente en Marbella, España, era un visitante frecuente a ambos lados de Los Andes. Al otro lado de la cordillera fue sentenciado a cinco años de prisión por haber falsificado los documentos con los cuales obtuvo la ciudadanía argentina, gentileza de su paisano Carlos Menem, en la época en era presidente de ese país.

En Santiago, conocida fue la relación de Al Kassar con Edgardo Bathich, el llamado “rey de la chatarra”, vinculado en los años 80 a la CNI y quien habría presentado a Al Kassar con Moreno, relación profesional que terminó trágicamente.

Hoy en día, Al Kassar y Moreno se encuentran encerrados en una prisión de máxima seguridad, en Carolina del Norte, Estados Unidos, país en el cual fueron condenados a 30 y 25 años de cárcel respectivamente por venderle armas a supuestos guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero que en realidad eran agentes de la Drug Enforcement Administration (DEA) de Estados Unidos.

Y la pena ya es irremisible, pues luego de decenas de escaramuzas legales, el sirio, el chileno y un tercer condenado perdieron finalmente todas sus instancias judiciales.  Detenidos el 2007, condenados el 2009, a fines de 2011 intentaron buscar algo de piedad en los jueces del Segundo Distrito de Apelaciones de Nueva York, pero la decisión fue casi inmediata: un rechazo rotundo a todos sus argumentos.

En abril de 2012 presentaron ante la Corte Suprema de EEUU un writ of certiorati; una petición especial a través de la cual un juez superior compulsa a un inferior jerárquico a entregarle un expediente. De este modo, los condenados buscaban forzar a la Suprema norteamericana a revisar su caso, pero el 14 de mayo les llegó la mala noticia, en un lacónico documento que sólo dice al final “denied”.

Hace un par de años Moreno, que vivió por años rodeado de lujos inimagibles, pide a la justicia de EEUU que sus abogados le devuelven 100 mil dólares que dice le cobraron de más.

La historia

En su declaración, Moreno aseguró que era “asistente personal” de Al Kassar, y que en tal calidad, vivía y trabajaba en su mansión. “Mis deberes incluían asistirlo con varios proyectos comerciales y joint ventures en Marbella, España. Yo trabajaba estrechamente con sus abogados, su equipo de negocios, arrendatarios y contratistas respecto de la administración, arriendo y construcción de sus muchas propiedades”.

Sin embargo, los documentos relativos al juicio seguido en contra de Al Kassar, Moreno y el tercer implicado, Tareq Mousa Al Ghazi, demuestran que el chileno era mucho más que un simple ayudante en el sistema de tráfico de armas. Por el contrario, el sudamericano, ingeniero de profesión y con algunos antecedentes en Chile por giro doloso de cheques, era parte vital del engranaje de su líder, quien entre otros hechos estuvo involucrado en el secuestro del crucero Achille Lauro, en el tráfico de armas a Irán e Irak y otros países, habiendo sido insistentemente acusado –también- en Argentina por una presunta participación en el atentado contra la AMIA.

La trama por la cual terminaron todos arrestados se inició, sin embargo, en Estados Unidos, cuando oficiales de la DEA (Drugs Enforcement Agency) diseñaron una estrategia destinada a lograr que Al Kassar fuera detenido. De acuerdo a lo declarado por uno de los oficiales de la DEA, William Brown, se encontraban desde la década de los ‘70 detrás de Al Kassar, debido a sus negocios de tráfico de armas que incluían países como Nicaragua, Brasil, Chipre, Bosnia, Croacia, Somalía, Irán e Irak, entre otros, junto con grupos catalogados de terroristas, como el Frente de Liberación de la Palestina. Precisamente siguiendo sus pasos es que los norteamericanos asumieron su participación en el secuestro del buque Achille Lauro(donde un turista norteamericano fue asesinado) y luego siguieron varios años más detrás suyo, sin lograr darle caza.

No obstante, ello cambió cuando los agentes de la DEA acudieron a un viejo informante de esa agencia, Samir Houchaim, quien se aproximó al hombre de Al Kassar en El Líbano, Al Ghazi.

Durante varios meses, Samir fue ganándose la confianza de Al Ghazi, hasta que finalmente logró convencerlo de que estaba en el negocio del tráfico internacional de armas y que quería hacer negocios con Al Kassar. Como prueba de ello, entregó a Samir un certificado de usuario final del gobierno de Nicaragua; es decir, el documento que se usa en transacciones de armas y que establece que estas van a ser vendidas a un gobierno legítimo.

Con ese valioso papel en mano, Al Ghazi arregló un encuentro, que se efectuó en Beirut, el 28 de diciembre de 2006, en el hotel Diplomats Suites de esa ciudad. Samir y Al Kassar hicieron buenas migas y este lo invitó a visitarlo a su palacio en Marbella. Fue allí donde Samir llegó en compañía de dos supuestos colombianos; “Carlos” y “Luis”. En realidad se trataba de dos ex soldados guatemaltecos, que habían sido reclutados por la DEA y quienes, en calidad de agentes reveladores, se hacían pasar por altos dirigentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Los tres llegaron el 6 de febrero de 2007 al palacio de Al Kassar, donde este les presentó a su “asociado”, como se describe a Moreno Godoy en la apelación. Allí fueron grabadas las borrosas imágenes que acompañan este texto, las que fueron captadas por una microcámara que llevaban ocultas los agentes de la DEA y las que posteriormente fueron difundidas en un documental de National Geographic.

El gran negocio

Tomando los más finos mostos de España, “Carlos” se identificó como uno de los líderes de las FARC y entregó un listado de armas que según él requería el grupo: casi 8 mil fusiles AKM (una versión del AK-47), 200 fusiles de asalto RPK, 50 rifles de francotirador Dragunov, 500 pistolas Makarov, 120 lanzacohetes RPG, mil 660 granadas PG-/V, 2 mil 400 granadas de mano y la friolera de 2 millones de tiros calibre 7.62, para los fusiles.

Los supuestos guerrilleros ofrecieron pagar en efectivo y el magnate de las armas, por cierto, se manifestó muy agradado con ello. Además, le pidieron que las armas fueran despachadas por mar hacia Surinam y desde allí a Colombia. Una vez más, Al Kassar no puso inconvenientes, siempre bajo la atenta mirada de Moreno. En la noche, mientras los tres agentes de la DEA cenaban junto a Al Kassar y Moreno en un restorán de Marbella, estimaron que el costo total de la transacción estaría entre los 7 a 8 millones de euros, más el transporte. Ya sentados en el bar, y aparentemente un tanto excedido de copas, Al Kassar ofreció a “Carlos” proveerle además de entrenamiento para el uso de explosivo C-4.

Al día siguiente todos se reunieron de nuevo y lo mismo hicieron el 27 de marzo de ese año, cuando, una vez más en el palacio de Al Kassar, los “colombianos” pidieron misiles tierra aire (SAM, por su sigla en inglés: Surface to Air Missil). El sirio dijo que tenía dos tipos de SAM muy buenos “para derribar helicópteros” y acordaron comprarle varios, a un valor de entre 300 y 500 mil euros cada uno.

Lo que Moreno no vio

Una vez terminado aquello había que realizar un primer pago, una suerte de depósito para reservar las armas, y así fue como Moreno salió con los dos agentes reveladores rumbo a un cibercafé, desde los falsos guerrilleros transfirieron cien mil euros a una cuenta fantasma de Al Kassar. El detalle que nunca notó Moreno es que el dinero fue trasvasijado desde una cuenta corriente propiedad de la DEA, de lo cual quedó constancia en el juicio, donde incluso se mencionó que Moreno había ayudado a “Carlos” a tipear en pantalla el número de la cuenta.

A la mañana siguiente, con un Al Kassar satisfecho tras revisar su cuenta, el traficante les entregó un par de diagramas del barco que irían a utilizar y de los misiles SAM, así como un segundo número de cuenta para los otros pagos.

Más de un mes más tarde, el  2 de mayo de 2007, Al Kassar, Moreno y “Carlos”, ahora acompañado de otro agente de la DEA, se encontraron con el capitán del barco en un restorán de Torremolinos. Moreno instruyó en forma vehemente a Carlos respecto de que no podía mencionar nada acerca de la organización a la cual pertenecía (las FARC, como aún creía el muy ingenuo). Los agentes de la DEA realizaron esa misma jornada una segunda transacción, en que depositaron otros 135 mil euros. Moreno, en tanto, siguió en contacto con el capitán del barco, al cual le dio varias instrucciones desde su cuenta de Hotmail, a nombre de felipemarbella.

En las fábricas

El 8 de mayo, Moreno y Al Kassar partieron a visitar fábricas de armas a Bulgaria y Rumania, con el fin de reunir el stock requerido. Estuvieron tres días en las fábricas Armitrans (en Bulgaria) y Romarm (Rumania) y luego regresaron a Marbella. Unas semanas después de ello, “Carlos” informó a Moreno y Al Kassar que tenía 3.2 millones de euros en efectivo y que se los entregaría en Bucarest (Rumania nuevamente). Pese a que inicialmente viajarían los dos socios, Al Kassar decidió quedarse en España, por lo cual Moreno tomó el avión junto a Al Ghazi.

Quizá fue su instinto el que primó, pues lo cierto es que DEA había montado una verdadera ratonera para atraparlos allí, por un motivo muy sencillo: Porque sabían, dadas las relaciones entre EEUU y Rumania, que las autoridades locales los entregarían de inmediato, tal como sucedió, cuando los arrestaron el 7 de junio. El mismo día, agentes de la Policía Nacional de España detuvieron a Al Kassar, y luego de ser sometido a un juicio de extradición, fue extraditado a EEUU el 13 de junio del año siguiente.

La condena en contra suya y Moreno fue dictada a principios de 2009, por lo cual aún les resta una gran cantidad de años en prisión.

Texto originalmente publicado en Documentomedia.cl