El día que EEUU retiró sus bases antinucleares desde Chile

Uno de los grandes problemas del mundo de la guerra fría, quizáel peor y más amenazante problema de todos, era la Destrucción Mutua Asegurada (MAD, por su sugestiva sigla en inglés); es decir, lo que seguramente ocurriría si soviéticos y/o estadounidenses llegaban a tener la temeridad de ser los primeros en disparar un misil atómico. Como era seguro que el rival se enteraría y respondería de inmediato, lo único que vendría a continuación sería el caos y el apocalipsis total. ¿Cómo sabrían cada uno de los bandos si el enemigo había disparado? Gracias a sofisticados equipos de detección de bombas atómicas instalados en lugares estratégicos del munmdo, uno de los cuales era esencial para Estados Unidos: Isla de Pascua, la cual no solo tenía cobertura respecto de cualquier misil soviético disparado hacia países aliados de Estados Unidos, como Australia o Nueva Zelanda, sino que además permitía vigilar también las pruebas que los franceses efectuaban en el atolón de Mururoa, y realizar mediciones acerca de los efectos de los propios test norteamericanos en las islas Marshall del sur).

Para Ello, Estados Unidos creóen 1947 un organismo que finalmente terminaría siendo una agencia independiente, muy poco conocida: Aftac, por su sigla de Air Force Technical Applications Center; es decir, Centro de Aplicaciones Técnicas de la Fuerza Aérea, nombre inocuo que nada decía respecto de la verdadera misión que poseía: la detección de cualquier señal de actividad nuclear en el mundo, lo cual actualmente es conocido e incluso comentado por ellos mismos en su página web, aunque en los años `60 y ´70 era casi negado.

Para ello, además de sus bases en suelo de EEUU, necesitaba otras ubicadas en lugares remotos, y en Chile ―no hay constancia desde cuándo―poseía tres: Isla de Pascua, Punta Arenas y Quinteros.

Su labor era ultra secreta y clasificada. El periodista Eduardo Labarca, en su libro “Chile invadido”, escrito en 1969, intuía que algo extraño ocurría en Isla de Pascua, donde decía que había una base militar norteamericana.

Citando una publicación de El Mercurio de 1967, Labarca recordaba que “a cargo del centro se encuentra el Destacamento N°517 de la Fuerza Aérea Norteamericana. Posee un contingente de 100 personas en conjunto que son dirigidas por el teniente coronel Seatler, norteamericano, y el comandante Benjamín Opazo, jefe de la agrupación Isla de Pascua”.

Agregaba que “todo el personal viste de civil, de acuerdo a un convenio suscrito por el gobierno de Chile, cuyo texto no fue dado a conocer por constituir material secreto”.

El reportero no desconocía que la ubicación de Pascua era privilegiada, y afirmaba que según las autoridades chilenas, “la base tiene exclusivos fines de investigación de los fenómenos meteorológicos”. De acuerdo con el texto, semanalmente los militares eran provistos por aviones provenientes de Panamá.

Para las autoridades de la CIA y los Departamentos de Defensa y Estado, lo que sucediera con sus tres bases de Aftac era primordial. Chile era una pieza menor en el gran juego que mantenían con la Unión Soviética, pero cualquier eslabón que faltara ―estimaban―era un daño irreversible.

Ya en febrero de 1970, en un análisis político de lo que sucedería si ganaba Allende, el Departamento de Estado de Estados Unidos, advertía que “los Cuerpos de Paz, Aftac y probablemente la NASA, serán rápidamente expulsados del país”.

En un largo análisis realizado por el entonces embajador Edmund Korry en agosto de 1970, bajo el subtítulo “Aftac”, este señalaba que “las actividades de los destacamentos 509, 517 y 519 son un objetivo ideal para la propaganda de la Unidad Popular en orden a construir cargos de espionaje y de mantención ilegal de bases militares. Si estas unidades están aún en Chile cuando Allende llegue al poder, podemos esperar una indignada y altamente publicitada demanda por su retiro”.

El diplomático advertía también que en dicho momento Estados Unidos tenía cerca de mil militares en Chile, presencia que “seráintolerable para Allende”y que la Estación de rastreo de la NASA se enfrentaría seguramente a una campaña de “hostigamiento y actividades impropias”.

Cuando ya era inminente el triunfo de Allende en el congreso, Henry Kissinger aconsejóa Richard Nixon en el mismo sentido, diciéndole que era necesario “autorizar el retiro de la unidad Aftac ahora”. Como siempre, el entonces presidente hizo caso a su fiel asesor y asíse informaba el 14 de noviembre: “Aftac ha cerrado sus operaciones en Chile y todo el personal y la propiedad removible estaráfuera de Chile antes del 15 de enero de 1971”.

Es evidente que les preocupaba la posibilidad de que planos, informaciones o lo que fuera que estuviera relacionado con Aftac cayera eventualmente en manos de los soviéticos, pero no era el único desvelo que tenían en este aspecto. En una reunión del Comitéde los 40, de fines de septiembre de 1970, se tratóun último punto, en el cual se hizo referencia al Dr. Glenn T. Seaborg, premio Nobel de Física y uno de los principales asesores del gobierno de EEUU en materias nucleares.

Según quedóescrito, en la reunión se trató“el asunto del Dr. Seaborg, anunciando la entrega de uranio enriquecido a Chile en apoyo a un reactor experimental (de origen norteamericano)”.

De acuerdo al acta, el asesor Alexis Johnson dijo que “había estado mucho tiempo envuelto en el problema de las vueltas de mano en ámbitos políticos, en el campo de los usos pacíficos de la energía atómica, y que la experiencia de Sudáfrica lo había convencido de que no era una idea sabia”, aludiendo al programa nuclear emprendido por ese país en 1969.

Aunque no hay más referencias, todo indica que se detuvieron las exploraciones en dicho sentido, pues recién en 1974, después del golpe de Estado, existe constancia de viajes de delegaciones militares chilenas al extranjero (específicamente a Inglaterra) buscando generar capacidades nucleares, al menos en lo referido a generación de energía, entendiendo además que en virtud del tratado de Tlatelolco (1967) ningún país de América Latina produciría armas nucleares.