Confirman sentencia por extraño crimen de estudiante UdeC

La Corte Suprema confirmó ayer una sentencia de cinco años y un día en contra de un ex carabinero, que fue acusado de asesinar a un estudiante de la UdeC en 1975, en las inmediaciones del campus, Marcos Montecinos San Martín.

Quizá lo más peculiar del caso es que, a diferencia de lo que han informado diversos medios durante años al respecto, así como una de las acciones judiciales a su favor, según sus cercanos la víctima no pertenecía al Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, ni tampoco militaba en algún otro grupo de extrema izquierda.

Al contrario. Según el testimonio de su hermano y de un amigo, que constan en la sentencia de primera instancia, antes de ingresar a la UdeC a estudiar ingeniería, la víctima había pertenecido a la FACH, había estado en la famosa “Escuela de las Américas” en Panamá y además participaba de un grupo simpatizante de Patria y Libertad.

Según la querella presentada en su momento por la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, “La noche del 3 de septiembre de 1975, la víctima se encontraba en el interior del barrio universitario en Concepción camino a la biblioteca, para ayudar a compañeros en la elaboración de una tesis. La versión oficial señala que Carabineros, mientras efectuaba un patrullaje por el sector, lo interceptaron, conminándolo a identificarse. Marcos se negó, hecho que provocó a carabineros a dispararle, terminando herido por un proyectil disparado por revólver, impactándolo en su pecho, siendo trasladado inmediatamente en ambulancia al Hospital Clínico Regional de Concepción, falleciendo en el trayecto”.

De acuerdo con los antecedentes que constan en el parte de Carabineros relativo al crimen, esa noche un Peugeot 404 rojo del CIRE (Centro de Inteligencia Regional, un símil de la DINA que operaba en Concepción y Valparaíso) transitaba por el sector, llevando dentro de él a un teniente (Fredy Tornero Deramond) y a un sargento segundo de Ejército, Claudio Vargas Acuña, además de dos cabos de Carabineros: Ernesto Jara Rivas y Guillermo Muñoz Espinoza. Según el mismo documento, Montecinos estaba fichado en el CIRE y circulaba “en actitudes sospechosas”, llevando un bolso negro en sus brazos.

Al ser conminado a detenerse, decía el documento, “no acató la orden y extrajo de entre sus vestimentas un revólver calibre 32” con el cual habría percutado un tiro, escapando hacia el campus y disparando desde detrás de unos arbustos en contra de los policías. Tras ello, tanto Jara como Muñoz le dispararon, resultando la víctima con lesiones en el tórax y la espalda.

¿MIR?

Otra querella que figura en a la causa que investigó el ministro en visita extraordinario para causas de Derechos Humanos en Bío Bío, Carlos Aldana, presentada por el programa de DDHH del Ministerio del Interior, indica que “a la época de su muerte, Marcos Hernán Montecinos San Martín tenía 25 años de edad, era soltero y no tenía hijos, era estudiante de Ingeniería de Ejecución Electrónica desde 1971 en la Universidad de Concepción, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Cuando Marcos Montecinos tenía 16 años, ingresó a la Fuerza Aérea de Chile y en premio a sus calificaciones fue enviado a Panamá a realizar un curso de inglés y un curso de aparatos auxiliares de vuelo, en la FACH era tirador escogido”.

Sin embargo, los datos de dicha querella se ven contradecidos por otros aportados en la misma causa por dos personas muy cercanas a la víctima, su hermano Erie y su amigo Flavio Mosciatti Pérez.

El primero relataría ante el ministro que, previo a ingresar a la universidad, su hermano había ingresado a la Escuela de Especialidades de la Fuerza Aérea, tras lo cual “hizo un curso de perfeccionamiento militar en la Escuela de las Américas de Panamá”. Por cierto, en la famosa Escuela de las Américas no se dictaban cursos de inglés. De hecho, todos se hacían en español y eran dictados por instructores estadounidenses en la famosa escuela que el Ejército de Estados Unidos tenía en la Zona del Canal, donde se dictaban cursos “antisubversivos”, de interrogación y contrainterrogación, de inteligencia y otros, tristemente célebres.

Además, su hermano señaló que “había hecho cursos de comando y era buen tirador militar”, por lo cual no podía entender cómo podía haberse batido a tiros con dos policías, sin haberle dado a alguno.

Eso no era lo más extraño. Según explicó, Marcos “no era opositor al Régimen Militar, más bien, estaba de acuerdo y contento con dicho sistema pues estimaba que se iban a arreglar las cosas, circunstancia que tampoco resulta explicable con una oposición a un control de una patrulla de carabineros o militar”.

Mucho más taxativo fue ante la justicia Mosciatti Pérez, quien fue compañero de la víctima en Ingeniería de Ejecución Electrónica, quien dijo que Montesinos, “frecuentaba un grupo simpatizante del movimiento Patria y Libertad, motivo por el cual se reunían esporádicamente”.

Según Mosciatti, tras enterarse de la muerte de su amigo fue a ver el sector donde supuestamente se había parapetado, constatando que, a diferencia de lo indicado en la versión oficial, no había arbutos, por lo cual concluyó que “siendo una persona que tenía entrenamiento militar, resulta ilógico que desde ese sector tan desprotegido se hubiera enfrentado con fuerzas militares”.

Del mismo modo, aseveró que “se comentó entre los compañeros de Universidad que Marcos era seguido por un grupo de policías quienes se movilizaban en un vehículo, lo que es extraño”, pues el no tenía vinculaciones con grupos de izquierda o contrarios al régimen militar. “

Es más -aseveró- que en un par de oportunidades estuvo en su casa y compartió con su familia y le consta, por lo que ellos decían, que ellos no eran opositores al Gobierno Militar.

El revólver que supuestamente había usado San Martín, en tanto, tampoco parecía un arma propia de alguien con formación de comando. De hecho, al ser interrogado sobre si lo había visto manipulando armas alguna vez, aseguró que “él usaba un cuchillo en forma de sierra, incluso una vez le hizo demostraciones de cómo se podía usar esa arma de forma muy destructiva, pero nunca le vio un arma de fuego; sabía que tenía instrucción muy buena en artes marciales”.  Todo lo anterior fue refrendado por otra hermana de la víctima, Huguette.

Las dudas

En 2016, el ministro Aldana, que desechó la versión de la defensa propia, argumentando que ni el revólver ni las balas fueron algunas periciadas, condenó al excarabinero Muñoz como autor de homicidio simple, a una pena de cinco años y un día, la misma que acaba de ser refrendada por la Corte Suprema, quedando así cerrada la verdad judicial del caso. Sin embargo, aún quedan muchas dudas al respecto.

Una de ellas es el comentario realizado por Huguette Montecinos, quien aseveró que su madre (que no quiso prestar testimonio) le había contado, dos o tres años después del fallecimiento de su hermano, “que había sido llamada por el Fiscal Militar, el que a modo de explicación le dijo que, al parecer, la patrulla se había equivocado”.

Asimismo, quedó sin aclarar una versión que figura en el proceso, en orden a que el joven asesinado tenía un romance con la esposa de un supuesto oficial de Carabineros, la que (según indicó Mosciatti) vivía “en calle San Martín, entre Rengo y Lincoyán, o Rengo y Angol más o menos”.

Foto principal: Marcos Montecinos San Martín, imagen del Museo de la Memoria.